Pues sí, de cielo, porque la ruta de las pasarelas del río Mao, en Parada de Sil, conduce a través del paraíso. En el corazón de la Ribeira Sacra de Orense, descubrimos este recorrido que no podía ser más bonito: 17 km de ruta circular que atraviesa una naturaleza de una belleza abrumadora, vistas de los cañones del Sil, pueblecitos de escasas casas, cascadas, riachuelos, la pasarela sobre el río Mao, una necrópolis antiquísima, pasos estrechos entre paredes de roca, paseos a lo largo del antiguo canal viejo…Es simplemente espectacular. Sigue leyendo y adéntrate conmigo en uno «de esos» rincones maravillosos de nuestra Galicia.
En este post
PASARELAS DEL RÍO MAO, CÓMO LLEGAR

En Barxacova, en Parada de Sil, siguiendo la carretera comarcal OU-0605, se llega al Albergue a Fábrica da Luz. En ese punto hay un aparcamiento y carteles informativos tanto para la ruta a pie, como para las rutas de btt. El inicio de la ruta del cañón del río Mao tiene lugar justo ahí.
RUTA PASARELAS DEL RÍO MAO EN PARADA DE SIL. UN RECORRIDO ASOMBROSO

Como te decía al principio, esta ruta es una ruta circular de unos 17 km de duración. No es una ruta sencilla, tampoco tremendamente complicada, pero has de tener una buena forma física ya que hay partes bastante exigentes.
Este es el perfil para que te puedas hacer una idea , la primera parte tiene subidas importantes pero después es muy asequible.

Va a llevarte entre 5 y 6,30h realizarla.
PASARELA DEL RÍO MAO
El primer tramo de nuestro recorrido es de las partes más famosas: la pasarela del río Mao. Es una pasarela de madera de 1.8 km que va paralela al cañón. Vas viendo el río al fondo, las vistas de las paredes, de los árboles autóctonos que te acompañan en el recorrido… Hay también paneles súper interesantes tanto de fauna como de flora; además están estratégicamente colocados al lado de la especie de la que te hablan.
A LO LARGO DE LA RUTA
Cuando finaliza la pasarela, nos encontramos justo en la orilla del río. Es increíble ver las rocas redondeadas de enorme tamaño que se acumulan allí; y es que el río desciende más de 600 metros en apenas 5 kilómetros para desembocar en el Sil, su fuerza es torrencial.

Tras disfrutar de las vistas, comienzan las primeras subidas. El primer tramo finaliza en un pueblecito, el segundo también y ya se adentra más en la naturaleza. Cuesta y se hace duro, pero es que al mirar alrededor, es tan bonito que parece que se te olvida todo.
El esfuerzo se ve recompensado por la tranquilidad de los pueblecitos que atravesamos (ambos con casas abandonadas), por las vistas preciosas cada vez más altas del Sil con sus bancales de viñas ascendiendo por las laderas, por los senderos cargados de hojas secas…

Tuvimos la suerte de hacer la ruta de las pasarelas del río Mao con un día de sol precioso, aunque muy frío. La helada cubría campos, ramas y arbustos dejándote caminar entre un paisaje blanco espectacular.

Los charcos estaban congelados, la vegetación pegada a algunos arroyos, el barro de las sendas, e incluso un lavadero de pueblo, también. Nunca había visto una helada tan fuerte y me encantó.
Caminamos al lado de cascadas cruzando sus riachuelos, atravesamos campos helados en un silencio increíble, hasta llegar al pueblecito de Forcas.



A estas alturas el recorrido ya es bastante llano. Poco después, la ruta conduce a lo largo del cauce de agua que utiliza la central hidroeléctrica, y más adelante, por la que se utilizaba hace años.


Este cauce se encuentra ya sin agua y el musgo, las hojas secas…han cubierto sus paredes y su lecho. Aquí encontramos los restos de un molino, tan típico de nuestra arquitectura y tan importante en su momento. Es también en este tramo donde pasamos entre rocas enormes, donde el frío nos regaló estampas y estampas de largos carámbanos congelados, y donde pudimos ver la Cova dos Mouros. En 1905 se descubrió en ella la famosa espada de Forcas, un arma de la Edad de Bronce (1500-1200 a.C ).



Otro de los puntos más reseñables de la ruta a las pasarelas del río Mao, y para mí más alucinantes, es la necrópolis de San Vítor de Barxacova. En un suelo granítico hay excavadas unas 50 tumbas que se estima sean del siglo XII. Justo enfrente hay una enorme roca donde hasta el S.XIX se ubicó la capilla de San Vítor.

Asciende a ella y maravíllate con las vistas desde allí. Cierra los ojos; más allá del ladrido de algún perro o el silbido del viento, no se escucha nada, nada.

No sé vosotr@s, pero yo necesito de vez en cuando escaparme a sitios así, en el que nuestros sentidos se saturen pero de paz, de calma. En el que la naturaleza y el silencio sean lo único que me rodee. Me hace pensar en cómo la vida de locura que llevamos nos aleja de nuestra esencia animal, nos distrae de las cosas que verdaderamente importan, de los tiempos en los que deberíamos de movernos y como, en cambio, vamos como pollo sin cabeza intentando llegar a todo, a muchas tareas y obligaciones que nos imponemos, que ni siquiera nos gustan…Qué ridículo pensar en que dejaríamos prácticamente todas ellas de lado si supiéramos que tenemos poco tiempo por delante. Qué ridículo olvidar que de hecho así es, que da vértigo, pero somos un suspiro y merecemos aprovecharlo.
Me siento en el bosque, respiro, me siento bien, puedo reconectar y volver a relativizar.
La ruta del cañón del río Mao finaliza con una intensa bajada que te devuelve al punto de partida, al lado del albergue.
El viaje a través de esta ruta me ha parecido apasionante, precioso y me ha llenado de alegría. Querida ruta de las pasarelas del Río Mao, ¡dejas el listón increíblemente alto!
Si quieres conocer otros rincones de Galicia, en estos enlaces te dejo información sobre la preciosa ciudad de Lugo, el Monumento al Rexurdimento en Chandebrito, la leyenda de la Torre de Hércules, el Cementerio de los Ingleses en Camariñas, el Monasterio de Caaveiro en las Fragas del Eume, el Castillo de Pambre o mi favorito: mi paraíso en las Islas Cíes.