De como la lluvia cambió nuestros planes de conocer los Lagos Plitvice, y nos llevó de Zadar a descubrir qué ver en Rastoke, Petrčane y las Cuevas de Barac en Croacia.
La noche de lluvia dejó paso a un día también de lluvia. Pero seguía siendo bonito despertarse en Zadar. Nuestro plan aquella mañana era pasar el día en el Parque Nacional de los Lagos Plitvice y, aunque la meteorología no nos acompañaba demasiado, decidimos probar suerte y recorrer los 120 Km que en dirección norte nos llevarían allí.
En este post
QUÉ VER EN RASTOKE, PETRCANE Y LAS CUEVAS DE BARAC EN CROACIA
Las fotos no hacen justicia a una naturaleza que te hacía sentir minúscula. La carretera serpenteaba entre un paisaje otoñal, acercándose cada vez más a un fondo tricapa de vegetación ocre, abruptas montañas pedregosas y finalmente densas nubes en ellas atrapadas.
En esta zona, la carretera era bastante buena. Íbamos por una autopista en muy buen estado, por cuyo uso pagamos 3,5 euros más o menos. Al salir de ella, las carreteras secundarias tampoco estaban mal, pero eran muy lentas. No había muchas zonas para adelantar; tal vez por eso no uno, ni dos, si no varios conductores kamikace lo hicieran en raya continua y algunos en curvas con cero visibilidad. Alucinante.
En esas carreteras nacionales, nos llamaron muchísimo la atención unos puestos que había a sus márgenes. Eran construcciones de madera para alojar pequeños mercados de frutas y verduras.
Este en concreto era de los grandes, pero en las vías en las que había viviendas, podías ver al pie de ellas otros mucho más pequeños en los que los dueños vendían quesos, miel…Que creímos de producción propia.
Llegamos a Plitvice y, aunque la temperatura era agradable, el día ni despejaba ni parecía tener la mínima intención de hacerlo. Los móviles nos decían que a día siguiente sí haría sol y que no muy lejos teníamos unas cuevas de interés turístico. Así que allí nos fuimos.
VISITANDO LAS CUEVAS DE BARAC antes de descubir Rastoke
Las Cuevas de Barac o Baraćeve fueron olvidadas tras la Segunda Guerra Mundial. Hasta que en el 2004 , las superiores fueron reabiertas al público.
Tras aparcar el coche y caminar unos 600m, llegamos a un campito en el que una pasarela de madera nos dejaba en un pequeño bosque con mesas de madera y una casetita del mismo material en el que comprar las entradas. Estas salieron por unos 11 euros al cambio.
Este es el link a web oficial, en la que podrás ver horarios, fotos y curiosidades de las cuevas y el entorno.
Allí perdimos TODO el glamour (¡si es que teníamos alguno con aquellos días!) Y ataviadas con un chubasquero de plástico que nos acabábamos de comprar, un gorro de papel y un casco, empezamos la visita siguiendo a nuestro guía.
Este nos llevó a través de parte del bosque, hasta finalmente entrar en las cuevas. Allí pudimos enterarnos que alrededor del 50% de la superficie croata está hecha de roca caliza. De que al agua se filtra a través de ella y de que para crear tan solo 1cm de las maravillosas estalactitas y estalagmitas que teníamos ante nosotros, son necesarios al menos entre 80 y 100 años. Eso te hace pensar en la grandeza de ese lugar, de lo antiquísimo que es y de cuanto habrá pasado realmente para que tú ahora puedas estar allí contemplándolo.
Fuimos a través de varias “salas”. En algunas había murciélagos, en una de ellas se conservaba un fósil, otra tenía una profundidad que calcularía de unos 30 metros a juzgar el tiempo que tardó en llegar al suelo uno de los cascos que se le cayó a un visitante…
Y para finalizar los 45′ de la visita, apagaron las luces. Atrapado en un lugar así, sin nada que te guíe, sin poder ver el sol. Los días dejan de existir. No sabes cuanto tiempo puedes llevar ahí. Con esto pretendían transmitirnos la importancia de nunca adentrarse en un sitio parecido solos, sin avisar a nadie. Porque en esas cuevas se había encontrado más de un resto humano. La verdad es que nos gustaron y nos lo pasamos bien ellas.
Al salir seguía lloviznando pero con nuestro chubasquero súper cool y nuestros pelos de locas ya nada podía con nosotras. Continuamos 30 km más hacia el norte hasta Rastoke, un pueblecito minúsculo pero con una belleza especial. Entre agua y casitas rústicas el día empezó a despejar.
QUÉ VER EN RASTOKE: MAPA
QUÉ VER EN RASTOKE: CASCADAS
Atravesado por un pequeño río, que en su momento hacía funcionar varios molinos, creo que en Rastoke había más cascadas que hogares. Era como un pequeño pueblecito de cuento, tan mono como rápido se visita. Te deja ganas de más.
Se ve deprisa, apenas horas. Puedes alargar la visita viendo la zona más céntrica pegada al río pero por ella tendrás que pagar.
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Dimos un paseo y decidimos volver a Zadar haciendo alguna parada de camino. Así llegamos a Petrčane.
QUÉ VER EN PETRCANE
A solo 20 minutos de Zadar , este pueblecito costero fue el encargado de mostrarnos un precioso atardecer.
Pueblo de granjeros y pescadores en sus orígenes, hoy su población se nutre y vive del turismo. Paseamos a lo largo de su pequeño puerto, hasta muy cerca de su playa de piedra, donde nos sentamos por supuesto a tomarnos el helado de rigor, disfrutar de los últimos rayos de sol y ya cenar con unas vistas preciosas.
Todavía tuvimos tiempo de dar otro paseo por Zadar al llegar y de preparar las mochilas, porque al día siguiente por fin nos esperaba un día de sol radiante y Plitvice en todo su esplendor 🙂
Si te ha gustado esta entrada sobre qué ver en Rastoke, Petrčane y las cuevas de Barac y quieres conocer más sobre otros lugares en Croacia, te dejo estos enlaces a Zadar, Sibenik y Trogir, Dubrovnik, los magníficos Lagos de Plitvice, qué ver en Split y una excursión en velero por Hvar y la Blue Cave entre otras islas. También son muy recomendables las visitas a Mostar en Bosnia (para mí imprescindible) y a la ciudad de los gatos con su carretera increíble: Kotor, en Montenegro.
Qué viaje tan bonito!!
Estuvo genial la verdad 🙂 Quiero volveeeeer!