Aquí te hablaré de la excursión que hicimos en barco desde Split a Hvar y la Blue Cave entre otras. En el puerto de Split, la noche de nuestra llegada, nos hicimos con una excursión por 6 de las islas de los alrededores. Por fin conoceríamos Hvar, Bisevo con su Blue Cave y muchas otras de las que ni habíamos oído hablar. 🙂
Este post va de un velero, de acabar desmelenadas y morenas tomando el sol mientras surcaba el Adriático.
Va de una espera para ver una cueva azul (si me preguntan, este es para mí uno de los colores de Croacia); da de ir nadando a playas de piedras redondeadas, en las que como descalzas no éramos capaces de ponernos de pie, teníamos que quedarnos tumbadas sobre el agua de su orilla. Va de paseos marítimos , helados y más lavanda en la bonita Hvar. Y va de ser uno de para mí, los días más completos y memorables del viaje.
En este post
DÓNDE RESERVAR LA EXCURSIÓN A HVAR Y BLUE CAVE
Como os decía, la noche anterior, mientras recorríamos el puerto de Split, nos encontramos un montón de stands de distintas empresas con información. Había varios tipos de visitas: de horas, de todo el día, de diversos precios…En función de los lugares que quisieras ver. También puedes reservar online aquí.
Decidimos escoger la excursión de un día que recorría 6 de las principales islas e incluía a además la entrada a la famosa Blue Cave. Íbamos a navegar de Split a Bisevo ( aquí está la Cueva Azul), Suniva Gobe, la Green Cave, Budikovac, Palmizana y finalmente Hvar. Por todo ello pagamos unos 105 euros.
DE SPLIT A BISEVO, BLUE CAVE.
No recuerdo exactamente a qué hora tuvimos que estar en el puerto de Split, pero sé que tuvimos que madrugar. Y es que el trayecto a la primera isla duraba 1h 45′.La mañana estaba despejada, el mar en calma y se adivinaba un viaje tranquilo y un día de solazo. Cuando el grupo se reunió, nos dividieron en 3 barcos y enseguida iniciamos el viaje.
Si reserváis esta excursión, para las primeras y últimas horas del día, es aconsejable llevarse algo de abrigo porque con el viento al navegar lo vais a agradecer. Al llegar a Bisevo, nos aguardaba la peor parte del día, ya que tuvimos una espera para ver la cueva de unas 2 horas. Justo esa mañana la visitaban también cruceros y al parecer tenían prioridad sobre nosotros.
Hacer cola es curioso: con la entrada recibes un número y, en un panel pegado al pequeño puerto , tienes que ir comprobando en qué momento puedes acercarte para tomar el bote que te lleva al interior de la cueva. Mientras, nosotras provechamos para sentarnos al sol, hablar, dar un paseo a una pequeña montañita desde la que teníamos unas vistas chulísimas. Eso y tomarte algo en una cafetería que hay allí es lo único que puedes hacer en esta minúscula islita.
Cuando por fin pudimos subir al bote, este fue bordeando las paredes de roca que conforman el contorno de la isla hasta llegar a una pequeña hendidura, un acceso que casi pasaba desapercibido.
Nos pidieron que nos colocáramos en el suelo de la embarcación, con la cabeza baja, mientras lo atravesábamos. Primero, un pasillo estrecho, y de repente… azul. El bote se deslizaba sobre unas aguas turquesa, llenas de luz.
El secreto reside en que toda la cueva está rodeada de roca, salvo en la parte posterior, en la que donde empieza el agua, desaparece, permitiendo así que el sol entre y lo ilumine todo jugando con colores y brillos. Su fondo, a 16m de profundidad es perfectamente visible.
La visita es cuestión de minutos, pero a mí me parece que mereció la pena esperar.
SUNIVA GOBE
Es una playa semicircular formada tras el desplome de otra cueva. Este iba a ser el segundo destino de nuestra excursión, pero estaba abarrotado y pasamos de largo.
GREEN CAVE
A esta otra cueva se entra nadando pagando una entrada que te permite disfrutarla durante 10′. Como no iba incluída en la excursión, nadie bajó del barco. Si en la Blue Cave el agua se veía azul, en esta, por fotos, destacaba un verde vivo precioso.
BUDIKOVAC
A la Isla de Budikovac nos llevaron a nadar, aunque puedes quedarte también en el barco y tomar el sol. El nuestro, se paró a unos 200m de una playa rocosa. Decidimos salvar la distancia con la costa pero salir del agua fue imposible. Toda la playa era de piedras redondeadas y resbaladizas y, con nuestra destreza , siendo incapaces de ponernos de pie tras varios intentos, decidimos dejarnos ir y quedarnos flotando y tomando el sol en la orilla. Las cosas más sencillas suelen parecerme los mayores lujos si los sabes valorar.
PALMIZANA
Aquí había varios restaurantes y la gente aprovechaba para comer. Nosotras nos fuimos a una playita, como no, de roca, pero que tenía en alguna esquina un poco de arena (tirando a tierra realmente) y de lo que disfrutamos fue del sol.
A la hora pautada, embarcamos de nuevo para ir al último punto de nuestro marinero día. Ir en la cubierta del velero , sintiendo el sol, el vaivén suave de las olas chocando con su casco, que no llegaban a marear, la brisilla marina… ¡Para mí fue de lo mejor de nuestro road trip!
HVAR
El broche al día lo pondría la preciosa isla de Hvar. Es la más larga del Adriático y son más de 11000 personas las que en ella habitan . Allí nos permitieron estar algo más de una hora, pero fue tan fugaz que apenas nos dio tiempo a pasear un poco por el puerto, el centro y un ratito por la costa.
Lo primero que nos llamó la atención fueron los yates y las lujosas embarcaciones del paseo marítimo, salpicado también por esos encantadores puestos de lavanda que comenté en post previos y, por las llamativas heladerías que no faltaban en ninguna ciudad croata.
A parte de esto, impresionaba la fortaleza en lo alto. Es la Fortaleza Española, construida en el S.XVI con ayuda de ingenieros de nuestro país. Estoy segura de que la subida y el contemplar la ciudad desde ella merece muchísimo la pena, pero de ir, no nos daba a tiempo a ver nada más. Es lo malo de los viajes organizados.
En la plaza principal, pudimos observar la Catedral de San Esteban y perdernos un poco por su entramado de callejuelas, con ese encanto que ya venía siendo habitual desde las primeras ciudades visitadas en Croacia.
De Hvar a Split, tuvimos unas dos horas de recorrido, que de nuevo aprovechamos para disfrutar de los últimos coletazos de ese día radiante, antes del atardecer.
Al día siguiente, nos esperaba una realidad bien distinta a la que llevábamos días viviendo. Cambiaríamos de país, mezclaríamos religiones, profundizaríamos en una historia que impresiona por lo cercana que está y experimentaríamos una combinación de sentimientos complicada. Ilusión , sorpresa, una tristeza dura, de que las que te deja sin habla, sin aliento y pensativo… Bosnia y en concreto Mostar, fusionan el brillo de esa recuperación esperanzadora, con la oscuridad marcada en las paredes, los cementerios y las calles de las zonas menos turísticas.
En estos enlaces te dejo más información sobre más cosas que hacer en Croacia como un día en Zadar, la visita a los impresionantes Lagos Plitvice, las Cuevas de Barak, y los preciosos pueblecitos de Rastoke o Petrcane, Sibenik y Trogir o Dubrovnik.