Crónicas de una wand…de una mami cansadíííísima (pero feliz)
A principios de este 2022 recuerdo perfectamente el sentimiento de ver como mi mundo estaba completamente del revés. Medio año después, (7 meses después del día D, de Dios Dónde me he metido), las cosas parecen calmarse a ratos, pero muchos días todo sigue patas arriba.
He sido madre, y joder, en mi vida me hubiese imaginado que algo podía ser tan duro. ¿Por qué nos pintan todo tan idílico, tan bonito? Si resulta ser tan complejo. Cuéntame que va a ser un shock, que me voy a sentir perdida, asustada, cansada, culpable… ¡que voy a flipar! Y así me voy mentalizando.
Yo pensaba que eso que había escuchado de la revolución hormonal del postparto a mí no me iba a afectar. «Psss, ¡con el embarazo tan bueno que había tenido!» Ay Fani, si estuvieras calladita…Fue la primera vez, de todas las que vendrían (y estoy segura de que vendrán), en que ese escupitajo que una vez lancé hacia arriba me entró de lleno en un ojo.
La primera en la frente. Llora todo el santo día: porque tengo sueño, porque es un momento precioso, porque es un momento horrible, porque qué bonito es el bebé, porque qué bonito con su papá meneándolo por el salón, porque ¿por qué me duele la lactancia con lo entrañable y sencillo que debería de ser? (Mentira cochina amigas, dar el pecho al principio es una puñetera tortura, pero merece la pena insistir).
Llora porque no me puedo sentar, porque al final no sé ni qué hora es y no hemos comido, porque no quiero que venga nadie a vernos pero en 5 minutos ya me apetece, porque quiero que venga mi madre y refugiarme en alguien «de mi especie»… Qué valiente te veo de repente mamá, ya eras una heroína pero ahora comprendo tan bien todo lo que de verdad pasaste y te debo.
Y tu madre viene, y pasea a su ansiado nieto con fervor, lagrimillas en los ojos y la babilla colgando, mientras mira estupefacta como tú, mamá novata y hormonada, y con más ojeras que color en las mejillas, lloras tirada en el sofá.
El primer mes es un verdadero infierno, y jo, habrá madres que tal vez lo lleven genial desde el día uno, pero a mí me ha costado lo mío poder empezar a disfrutar un poco y no limitarme solo a sobrevivir.
Tengo un ángel. Con su mirada inocente llena mi vida de luz, con su sonrisa traviesa ilumina este rostro agotado, con su carita cuando duerme y su postura de estrellita de mar (extremidades en cruz) hace que me sienta divertida, repleta de paz y de amor. Es un ángel que come brócoli a puñados, que gira sobre sí mismo sobre la cama y en un segundo te hace infartar a punto de caerse por el borde.
Un ángel que un día descubrió que podía gritar y ya no dejó de hacerlo. Es un ángel que con sus 2 dientecitos te da unos mordiscos en el pecho que se te saltan las lágrimas, que hace que descubras por donde te cuelga la piel agarrándola entre sus uñitas mientras te las clava y tira, que en 7 meses no te ha dejado dormir más de 2 horas seguidas y eso con suerte… pero es un ángel que me ha hecho descubrir una nueva forma de amar, un amor tan puro y tan fuerte que parece que no hay pecho suficiente para albergar esa sensación que crece a pasos agigantados. Mi pequeño Big Bang. Mi pequeña gran revolución. 🙂
Antes de que llegara me moría de miedo: «no quiero sentir dolor», «no quiero dar a luz», «¿lo querré?». En fin… Jamás olvidaré la sensación de sentir por primera vez sobre mi vientre y mi pecho, ese cuerpecito húmedo justo cuando nació. «Qué tonta fui«, eso fue lo primero que dije cuando llegaste al mundo, pequeño, y sin ni siquiera verte, solo el sentirte llenó mi corazón de una ternura infinita.
Nunca pensé que fuera a tener hijos, nunca tuve esa ilusión ni ese deseo, pero supongo que llega un momento (o una persona) que hace que todo cambie. Si tienes un novio detallista ten cuidado, porque en un cumpleaños se le ocurre regalarte un fin de semana en un velero, viendo las estrellas una noche tras una cena especial te dice que quiere formar una familia contigo…y ahí vas. Un año después las estrellas las ves tú mientras una criaturita sale de tus entrañas.
Pasas de dormir tardes enteras después de ponerte como la Kika de vermut, a no poder dormir más de 2 horas seguidas en 7 meses y eso con suerte. Pero ojo ¡que a esa edad tu hijo ya debería de dormir toda la noche! ¿Qué haces que el tuyo ni 3 horas de tregua te da? Ahí te aburrirás de leer todo lo legible para hacer que tu bebé duerma más. Quieres encontrar un método que sea respetuoso, un conjuro, magia, ¡algo!, que lo duerma sin sufrir. Pues no hay nada, ya te lo digo, si no duerme es lo que te ha tocado, ármate de paciencia y tira como puedas. Querrás asesinar a todo aquel que te hable de un hermanito porque tienes claro que tú por eso no vuelves a pasar.
Querrás salir corriendo y está bien.
Pasas de hacer medio ironman, tardes de bici y carreras con tus amig@s, de nadar 10 km de las islas Cíes hasta Vigo… a poder entrenar 2 o 3 días por semana en la habitación vacía de tu casa con un bebecito por el suelo mirándote (o agarrándote de los pelos como hagas algo lo suficientemente cerca).
Pasas de hacer puenting, paracaidismo, barranquismo, parapente…pensando que eran deportes de riesgo y adrenalina pal body, a ser madre. Eso sí que es un deporte de riesgo y que te deja al límite absolutamente en cada faceta de tu vida.
Podrás viajar, eso sí, a otro ritmo, pero esa pasión por suerte se mantiene. (Y quiero pensar que el resto también, solo se trata de retomarlas a medida que el percal en el que te ves inmersa vaya haciéndose más sencillo).
Con la maternidad estoy descubriendo que soy una bocazas de libro y que cada día ejemplifico de una forma distinta el refrán «de este agua no beberé». Cuando escuchaba que algunas madres no podían ni ducharse en todo el día pensaba: «¿Pero qué hacen? ¿Esos niños no duermen? Pfff, a mí eso no me va a pasar». Ya… y al final algún día yo tampoco he podido ducharme hasta casi llegada la noche.
Pensaba en darle el pecho, no sé, ¿6meses? ¿1 año? Y ahora veo que es tan bonito y a la vez tan socorrido, porque sin él no sé ni cómo dormiría esas pocas horas, que va a mamar hasta que tenga 8 años como mínimo.
El colecho, también precioso, pero él en su cuna, nosotros en nuestra cama y cuando cumpla 1 año y lo destete ya a su habitación. Sí…Ahí su padre también habló de más. Todos bien juntitos y bien revueltos y así descansamos un poco. Pero qué satisfacción ver lo feliz y protegido que se despierta ese niño entre las 2 personas que más lo quieren en el mundo❤
Al día siguiente de que la criaturita en cuestión naciera, alguien a quien aprecio muchísimo me dijo que lo disfrutara, que era un regalo maravilloso y un préstamo que la vida me hacía. Que sería su luz y su mundo, pero solo el tiempo suficiente para comenzar a construir el suyo propio.
Es mi labor hacer tu vida feliz, cargada de recuerdos positivos, experiencias agradables, de todo el amor posible… Repleta de las mejores herramientas y disposición que sea capaz de enseñarte para cuando ese momento llegue. Y de hecho, ese momento está sucediendo ya, a medida que tus piernecitas crecen y cada vez se mueven más, a medida que tus ojitos cada vez más despiertos observan y se cuestionan el mundo, a medida que las palabras (y los dientecitos) comienzan a brotar de tu boca.
Más allá de lo cómico, de las quejas, del agotamiento, del verse sobrepasada un día y al siguiente el ser más feliz y enérgico del universo… lo único que importan son esa sonrisa y esa risa que roba inevitablemente la mía, esa mirada sincera y pura, inocente, y este sentimiento de amor incondicional e infinito que siento por ti. Soy una mami cansada, a veces superada, agobiada… pero soy tu mami y no podría haber tenido mayor fortuna en mi vida por ello.❤