Personal

Una vez soñé…

Una vez soñé, que dormía en un campo bajo un cielo de estrellas fugaces, antes de una mañana saltando de una avioneta atravesando nubes al bajar.

Soñé que conducía en una noche limpia, tan limpia, que decidí parar y tumbada en el suelo de un aparcamiento escondido, disfruté del silencio y de la vía láctea más increíble que brillaba sobre Somiedo.

La montaña

Una vez soñé con un alma libre y solitaria, que se movía a su antojo entre ciudad y ciudad, que callejeaba usando como brújula un corazón y como luz, su más pura ilusión.

Soñé con una sirena que cruzaba mares nadando, volvía de islas que estaban a kilómetros, y llegaba a tierra para secar una cola que se convertía en piernas que pedaleaban y corrían con pasión.

Mi playa

Una vez soñé con una playa escondida, en la que me tumbé sintiendo en mi cuerpo el sol, clavando los dedos en la arena dejando la energía fluir. Ese sol se volvió naranja, reflejando su silueta en un agua cálida en la que peces de colores nadaban sin cesar. El sol que se iba me bañó con su luz, soñando en mi sueño con la paradoja de cuánta riqueza posee el que aún no teniendo nada, lo puede contemplar.

Soñé con un cuerpo que subía montañas, buceando entre bosques en los que serpentean ríos, pisando gruesas alfombras de musgo y hojas doradas crujientes tras una helada noche. Soñé con un corazón que palpitaba tan fuerte que resonaba en mis oídos. Soñé con la vida.

Una vez soñé con una ciudad que olía a pasteles de nata, a calor, a una decadente ribera. Una ciudad que suena a fado, a algarabía, a guitarras que tocan bajo catedrales. Una ciudad que se ve azul-azulejo y marrón-amarillo-viejo-tranvía. Un tranvía que es capaz de hacerte saltar de siglo con solo subirte en él. Una ciudad a la que volver una y otra vez. Una y otra vez.

OPorto en Navidad. Paseo de los 6 puentes.

Soñé con una ciudad navidad, en la que los adornos cubren las casas de suelo a techo. En la que la navidad atraviesa cimientos, mentes y corazones instalándose para siempre allí. En las que el vino endulza y calienta manos, estómagos y almas y la gente ríe feliz.

Mercados de Navidad de Basilea.Qué ver en Basilea en un día navideño.

Una vez soñé con dos familias: familias unidas, familias en las que todos estaban sanos, en las que las preocupaciones quedaban eclipsadas por las sonrisas. Las familias se encontraron y se unieron entre sí, florecieron fuertes lazos, se multiplicó el amor y tanto en lo bueno, como cuando los problemas cayeron sobre ellos, todos fueron para uno y uno fue para todos.

Sueño con la sonrisa de un niño que ha aprendido a abrazar y a besar, aliviando con cada uno de ellos un alma que continúa anhelando demasiado. Sueño con unos ojos que brillan picardía e inocencia a la vez, un olor que llena el pecho de amor y los ojos de lágrimas felices.

Me despierto una noche de uno de esos sueños agradables que un día fueron realidad, sintiendo el alivio de pensar que cuando en la vida no nos aguarden rosas, los sueños siempre estarán para ayudarnos a transitar con esperanza sus caminos más tortuosos. No suelto mi lápiz de ilusión, seguiré apuntando los sueños que vendrán porque, sin duda, lo harán❤

8 comentarios sobre “Una vez soñé…

  1. Me rechifla sirenita . Y no sabes q bien me vino leerlo ❤️

  2. Me gusta mucho, quiero que sigas soñando y me hagas participe de tus sueños, mi pequeñita

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